31/12/11

Propuesta para acabar con el Año Nuevo

Con este título recibo una crónica de mi corresponsal en el planeta Rágulon, H. M., emigrado hace algo más de tres años. Me la envía con motivo de nuestras fiestas, asegurando que hasta allá arriba (¿?) llega el estruendo. (Todos los subrayados que aparecen en cursiva son suyos). Dice:

«Cuando estén a punto de dar las doce se sale usted del salón donde se dispongan a recibir al Año Nuevo. Los familiares y otros con los que vaya a celebrar el acontecimiento empezarán a protestar: unos dirán que qué hace este hombre o mujer o del sexo al que usted pertenezca; otros, que está queriendo dar la nota; otros lo tacharán de ateo o iconoclasta —"políticamente incorrecto", como dirían vuestros parlas de los más correctos— o vaya usted a saber de qué otras lindezas.
        Pues bien, cuando consiga librarse de las reclamaciones, se dirige a los automáticos del cuadro eléctrico y en mitad de las campanadas desconecta la electricidad. Naturalmente, sus invitados se quedarán con las uvas a medias, y al oír el alboroto, cohetería y pitidos de los coches con que el barrio entero celebra la llegada del Año Nuevo, y caer en la cuenta de la tomadura de pelo, unos empezarán a maldecirlo a usted y a jurar que no vuelven a su casa a comerse las uvas. Otros querrán estrellarle en la cabeza la botella de champán del brindis. Incluso puede que algunos, decepcionados y presas del pánico ante la mala suerte que piensen que les va a traer la faena que les ha hecho, corran a arrojarse por el balcón. En este último caso, usted puede hacer dos cosas (suponiendo que, al estar partiéndose de la risa, pueda usted elegir) según cómo le caiga el suicida: impedírselo o permitirle que salte.
        Otra consecuencia de su gamberrada podría ser un milagro consistente en que se produjera una avería que escacharrara sin arreglo posible el mecanismo del tiempo, y, al cesar las iras de los que le rodeen, descubrieran que la pesadilla del tiempo había terminado y nunca más habrá años. Amén.
        Se me dirá que esto último es una ilusión, a lo cual diré que, en todo caso, es una ilusión que merece la pena, no como la que os hace celebrar (¿desde los principios de la Historia?) año tras año el comienzo de cada uno, celebración con la que lo único que habéis conseguido, terrícolas, es afirmar el reinado del tiempo y el triunfo del calendario.
        Una variante de la putada del primer párrafo podría ser: Un rato antes de que empiecen a llegar los invitados, ponga a grabar el canal de la televisión con el que van a entrar juntos en el Año Nuevo (todo un síntoma, ¿verdad?, lo de empezar —¿?— el año con las campanadas de la televisión). Empiece a reproducir la grabación (que será lo que vean cuando lleguen los familiares a su casa) a pocos segundos de comenzada, con lo que habrá una diferencia entre el "directo", que le llaman, y lo que esté saliendo por la pantalla. Lógicamente, cuando, al igual que en el caso anterior, el resto del mundo termine con "las uvas de la suerte", ustedes aun no habrán acabado, y al oír el alboroto etc.»


Fin de la transcripción.

                  
Otras Crónicas de Rágulon
- Aviso electoral (1)
- Aviso electoral (y 2)
- El "tiempo libre"

30/12/11

Mi paranoia del Año Nuevo

Que con él nos venga —ya que el Ayuntamiento no parece dispuesto a traerlo— un Alcorcón con menos coches, menos ruido y con las aceras libres de bicicletas.

29/12/11

La carretilla

Llegadas estas entrañables fechas, haciendo profesión de fe de que los años existen, y confirmando al mismo tiempo su existencia —¿y cómo no van a existir si se les numera?—, los periódicos y demás medios suelen seleccionar las principales noticias, noticias que lo han sido porque ellos dicen que lo han sido, incluso piden, democrá-ticamente —“¡usted tiene la última palabra¡”—, a los ciudadanos que participen en esa selección. ¿Cuáles han sido para mí...? No tengo ni idea, entre otras razones porque cuando veo un telediario —la radio no la oigo jamás— lo que oigo por un oído me entra y por otro me sale. Lo que sí recuerdo es una noticia, supongo que no “principal” pero sí muy cómica, cuyas imágenes pasaron no hace mucho por la televisión: se trataba del desalojo en una carretilla del museo de cera de la figura del duque de Lugo, imágenes que posiblemente las pasaran hace ya tiempo, cuando lo del “cese temporal de la convivencia” de la infanta y su marido se convirtió en lo que, llanamente, se conoce por divorcio. La imagen de la estatua tumbada en la carretilla —¿camino de algún trastero del museo?— me pareció tronchante.

Por cierto que si el otro yerno fuera finalmente juzgado y declarado inocente, ¿qué harían con la también desalojada figura de cera, en este caso trasladada a la sección de deportistas, sin que, por cierto, haya habido quejas por parte de los antiguos inquilinos de la sección? ¿la volverían a su sitio? ¿y qué ocurriría con la decretada desaparición de los actos oficiales? ¿volvería el duque consorte a estar presente en ellos? Hay que tener en cuenta que tanto el traslado forzoso como la no aparición en fotos oficiales fue a raíz de que el Rey —¿o la casa real? ¿pero usted es capaz de ver la diferencia?— hablara de conducta “no ejemplar” del yernísimo. ¿Recuperaría el duque su condición de ejemplaridad? En este sentido, más le valiera al Rey —¿o a la casa real? ¿pero usted es capaz etc.?— que le declararan culpable: no se le plantearía el problema de la restitución.

P. S. Otra imagen cómica del año es la del entonces candidato a la alcaldía de Alcorcón don David Pérez empezando la campaña electoral, en la que aparecía en una fotografía con un rodillo y un cartel, simulando la pegada de propaganda: tampoco estuvo mal en lo que a vis cómica se refiere.

26/12/11

Dimite la Defensora del Ciudadano

En unas reclamaciones que me traigo desde hace varios años (sic) con el Ayuntamiento, a las que éste no solamente no ha atendido sino que ni siquiera se ha dignado contestar, ante la desidia, decidí desde el primer momento en que se instituyó el Defensor del Ciudadano, creo que allá por junio del 2008, recurrir a él o, mejor dicho, a ella, puesto que de defensora se trataba. He dicho que se "trataba" porque ha dimitido del cargo, según el imeil que me envió el pasado viernes 23 como respuesta a uno mío. Transcribo:

«Estimado Dionisio
En esta ocasión me dirijo a usted para comunicarle que el pasado 20 de diciembre presenté mi dimisión como Defensora del Ciudadano de Alcorcón por ignoracia [sic] y falta de apoyo del nuevo Equipo de Gobierno Municipal hacia esta Institución.
Le informo de este hecho porque considero que debe saber que, sintiéndolo mucho, desde ese momento esta Oficina no realizará ninguna gestión más. Si desea tramitar cualquier sugerencia o reclamación debe dirigirse al departamento municipal correspondiente.
Muchas gracias por su confianza y aprovecho esta despedida para desearle feliz navidad y un futuro venturoso.
Reciba un cordial saludo

María Martínez Fernández
DEFENSORA DEL CIUDADANO DE ALCORCÓN»


Fin de la trascripción.

25/12/11

Los transversales, en campaña... de Navidad

Ya resulta un tanto abusivo del concepto 'grupo' llamar así a un conjunto de un solo elemento, pero así consta en la web del Ayuntamiento: entre los grupos municipales (en los que, curiosamente, no figura el del Pp: ¡qué modestos!) está considerado como uno de ellos el de la Upyd, con un concejal. Lo que ya no se entiende es que el tal, don Jesús Gamonal, refiriéndose en el blog de la formación en Alcorcón a la campaña navideña de visitas "en una noche tan especial" (lalalá lalalá) a los bomberos y a la policía municipal, hable de "los compañeros de mi grupo municipal": ¿de qué compañeros hablará si es él solo en el grupo?

23/12/11

Miscelánea (1)

Vuelven los fabricantes/vendedores de coches a la carga. Se quejan de la bajada de las ventas y pretenden con sus jeremiadas las ayudas del Gobierno, con el chantaje de los no sé cuántos puestos de trabajo que se perderían.

***

Preñez. Los ves —casi siempre varones— en el bar, achuchando, empujando a la máquina tragaperras, metiendo pierna, pidiendo cambio al camarero sin perder de vista el artilugio, no vaya a ser que, en un descuido, llegue otro y se cobre el fruto.

***

Te llevas del súper galletas, bolsa de patatas fritas, tableta de chocolate... que sé yo, y cuando lo abres en casa rara es la vez que no esté roto, partido, el contenido. ¿El maltrato, tal vez, de quienes lo transportan y colocan como consecuencia de las prisas que les exigen los jefes o dueños?

***

Charada
                                        Un mal médico
                                y una mala acción
                                es la solución.
 

***

No es 'sendos' un adjetivo muy utilizado en un escrito común y no es raro que cuando se usa se haga mal, se emplee en el sentido erróneo de 'ambos'. Pero que un literato lo emplee mal ya es más grave. Así, Andrés Trapiello: "habían arrimado dos sombrillas, sendas rojas [...]".

***

Hoy cierra un periódico de los llamados gratuitos, por falta de ingresos por publicidad. ¿Hacen falta más pruebas de que los diarios son guías publicitarias, de que el negocio de ellos es la publicidad con el pretexto de las noticias?

                  
Otras misceláneas
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22/12/11

Hoy es el Gran Día

Todos los días hay loterías entre ciegos, deportivas, estatales..., pero ninguna como la de hoy, en la que todo el mundo juega. Hoy es el gran día, el día de la verdadera fiesta democrática, esto que los prohombres de los partidos dicen, entre otras tontadas, en un día de elecciones, mirando sonrientes a cámara —y sin que se les ocurra pegarles un manotazo a los micrófonos que les están metiendo por la boca— tras depositar el voto en la urna. Nada, no es verdad que ese sea el día de fiesta de la democracia —que ya como fiesta, se las trae—: es hoy porque le puede tocar a cualquiera... con la sola condición de que se haya dejado llevar por la superstición y juegue. Pero, por lo mismo, si le puede tocar a cualquiera también cualquiera puede resultar decepcionado. Y si usted —¡so aguafiestas!, ¡pedazo de ateo!— no juega, pero se le ocurriera hoy pasar, aunque fuera por casualidad, por un despacho, bar, tienda, oficina, etc. en donde hubiera caído el Gordo o el semiGordo o el sexto premio, podría usted resultar duchado por la gilipollada de una lluvia de champán. ¿Puede haber algo más democrático?

21/12/11

Diálogo

[IX]

    —¿Ves esa cola, Sebas, que debe de hacer la rosca a la manzana varias veces?

    —Sí. ¿Y para qué, Maribel? ¿Para vacunarse de la gripe, quizás?

    —Nada que ver, hombre, pues parece ser que a la vacunación no están acudiendo tan en masa como la recomendación (miedo mediante) de la autoridad pretendía: es para comprar lotería.

    —En algún despacho de los que toca mucho... es indignante que una superstición sea promovida por el Estado...

    —Sí, debe de ser algo como un impuesto voluntario.

    —Y triste que sea aceptada masivamente por la población. Por cierto que no he oído a ningún partido de los de la cáscara amarga (de los otros ya es previsible lo que puedan decir) que haya puesto jamás en cuestión tal alucinación colectiva.

    —Ni creo que lo oigas, Sebas: es otra muestra del aconcha-bamiento entre poder y dinero.

    —Pues tú, que parece, por lo que veo, que eres compradora de diarios, prepárate para las páginas que te van a llenar al día siguiente del gran sorteo, con su rico anecdotario y fotos a mansalva de los agraciados, ante la tienda de la lotera, duchándose con champán justo en el momento (¡qué casualidad!) de la llegada de las cámaras.

    —Compradora de diarios, muy poco. Algo más, lectora. Como hoy, que he pillado éste en un asiento del cercanías, que los servicios de limpieza se debieron de dejar olvidado, porque es una antigualla de ayer...

    —¿Algo que te haya "impactado", como diría un parla?

    —Según venía para acá, unos ruidos, como de disparos, hasta que he caído en la cuenta de lo que eran: en medio del parque, un hombre hecho y derecho haciendo el gilipollas tirando petardos con su hijo. Y es que, ya sabes, en estas entrañables fechas, la autoridad permite prácticamente cualquier cosa, sobre todo si de ruidos se trata.

    —Pero, Maribel, yo me refería a algo que hayas leído en el diario.

    —¡Ah, no! Lo leo como quien oye llover, como quien sospecha que todos los días lee la misma noticia... lo único, sin que a "impacto" haya llegado, un titular que dice que un hombre ha pasado 35 años en la cárcel...

    —¡Sí, lo he oído! Una putada que por una pifia del aparato represor una persona pase la mitad de la vida entre rejas.

    —Sin embargo, ese fallo (avería, descarrilamiento, agujero, pifia) que los medios, cumpliendo con su sagrado deber de informar, airean y como noticia nos ofrecen (excepcional por tanto; por definición un hecho "puntual", que diría un cursi), precisamente por presentarse como noticia cumple su función, viene en ayuda del aparato de Justicia y sugiere que con el progreso del sistema (y con el tiempo y una caña), averías de ese tipo irán a menos, incluso, en el límite, en el ideal, desaparecerán.

    —Sí, Mabel, si no te he entendido mal, dicho con menos palabras: que, como se dice, "la excepción confirma la regla" y que ese fallo, por serlo, confirma a la Justicia como tal. Con lo cual, las pifias tienen que darse o conocerse en su medida justa y necesaria para que la fe en el aparato no se pierda y los Medios colaboren en el mante-nimiento de esa fe.

    —Pero, Sebas, como nos hemos puesto tan serios ¿qué tal si nos deseamos feliz Navidad?

    —Por mí, hecho. Y, volviendo al principio: los de los cohetes y petardos que se los metan por donde les quepan.


[Este 'diálogo' lo publiqué por primera vez hace dos años en otro blog. No recuerdo al cabo del tiempo a qué suceso exacto se refiere el del hombre que pasó 35 años en la cárcel, aunque es de suponer que se tratara de alguno que, tras la revisión del caso, se descubriera que era inocente.

En cuanto a la vacunación, fue una campaña que hubo especialmente machacona ese año debido a la variedad de la gripe eterna, nunca erradicada a pesar de tantos adelantos, ¡qué virus tan hábiles!, pero que era la que tocaba esa temporada, con la que cundió el miedo —propiciado sobre todo por las autoridades con la colaboración inestimable de los medios— y, consecuentemente, la fe, o la esperanza, en la Ciencia (médica), en el poder en definitiva].
                  
Otros diálogos
(I), (II), (III), (IV), (V), (VI), (VII), (VIII), (X), (XI), (XII)

20/12/11

El dinero, mierda

No es que uno haya leído a Freud, pero tengo entendido que formuló una teoría en la que estableció la relación entre la mierda y el dinero
(el gusto de niños por sus propios excrementos y el amor de esos mismos niños, ya de mayores, por el dinero. O algo así era).
Pero el título de este comentario mío no se refiere, o no sólo, a esa relación psíquica sino a su sentido literal, nada metafórico. Que dicha relación se cumple ad pedem litterae lo puede comprobar cualquiera que saque dinero de la pared, de los cajeros automáticos: los billetes que sueltan suelen ser, es muy frecuente, auténtica cochambre, sin que a la entidad en cuestión encargada de alimentarlos se le ocurra reciclarlos, aunque, supongo, algún tipo de obligación tendrán en ello. Para más inri, he oído casos en que las maquinitas de las narices (ese ideal de plantilla sustituta de trabajadores al que aspiran los bancos) han dispensado billetes falsos. Criminal.

16/12/11

El semicorralito

Voy esta mañana al banco
(o a la caja: ¿qué más da banco que caja? Salvo por el nombre, ¿usted podría saber el sexo de la cosa? porque yo me declaro incapaz)
a sacar dinero con una libreta a la ventanilla. Entre el empleado y yo se entabla el siguiente diálogo:

   —Quiero sacar 600 euros.
   —Hasta 600 los tiene que sacar en el cajero: si no dispone del pin, yo se lo facilito.
   —Bien, entonces deme 605.
   —No... si el problema es que la mayor parte del dinero la tengo en el cajero, por lo que le agradecería...

Fíjense nomás: al principio se quiere hacer valer la norma (arbitrariamente impuesta por el banco, por otra parte), de que hasta 600 euros, por el cajero. Después se apela al favor del cliente para que, poco menos, no deje la caja vacía.

   —Ya, pero es que entonces el problema sería para mí porque el cajero me va a soltar billetes de 50 y no me gustan.
   —No se preocupe que yo se los cambio.

Saco el dinero del cajero, después de esperar turno de otras dos personas. En efecto: 12 billetes de 50. Vuelvo a la ventanilla a que me cambien. (Tuve suerte —¿?— porque no había nadie: podría haber ocurrido que tuviera que haber esperado otra cola para cambiar). Se reanuda el diálogo.

   —Me quedo con dos de 50 y me cambia 500 en billetes de 20...
   —Pues no sé si voy a poder... a lo mejor le tengo que dar de 10.
   —Pero usted me ha dicho que me cambiaría. Como, por otra parte, el cajero no da billetes de 10 se suponía que el cambio sería a billetes de 20.
   —Pues vamos a ver lo que puedo hacer...
   —Bueno, pues nada, deme todo lo que pueda en billetes de 20 y el resto en 10.

No recuerdo cuántos me ha dado de cada clase finalmente: me parece que la mayor parte en billetes de 10. Lo que sí parece claro es que todo el afán del banco está dirigido a que utilicemos los cajeros. ¿Es o no esto parecido a un corralito? ¿Que de qué banco se trata? Pero es que eso da lo mismo porque todos los bancos se parecen y sin embargo son el mismo: así es que llamémosle X o, con toque de humor del Forges, banco Molocos.

15/12/11

Por sevillanas

Lo leí esta mañana en el blog Mi Alcorcón y no es que lo pusiera en duda porque yo del ayuntamiento de Alcorcón me lo creo (casi) todo. Lo único que acostumbro a poner en cuarentena son las palabras del Alcalde.

Bien... ¿y qué es lo que leí que casi no me lo podía de creer?: que el Ayuntamiento ha suprimido de los centros cívicos las oficinas de atención al ciudadano tal y como venían hasta ahora funcionando, en las que se podían, entre otros muchos, hacer trámites como el de registrar escritos dirigidos al Ayuntamiento. Así es que, para asegurarme, me fui a uno de ellos y, en efecto, así es: un cartel avisaba, sin explicaciones ni argumento ninguno, de que a partir del 12 de diciembre quedaba suprimido tal servicio, debiendo desplazarse a las oficinas del Ayuntamiento en la plaza de España.

Conque fíjense nomás: para una utilidad que el anterior gobierno municipal le había encontrado —utilidad en sentido estricto, no en un sentido amplio, de hinchar el perro para encontrarle una función a lo previamente construido— a estos centros, va el ayuntamiento de don David y se la cepilla. Eso sí: hay —continúan, en realidad— cursos tan interesantísimos como el de sevillanas —¡menudo bochinche se oía al entrar a semejante templo de la cultura!—, pilates, cata de vinos, danza del vientre... y otras lindezas. También en sus locales pueden celebrarse juntas de comunidades de vecinos. Apasionante, ¿verdá usté?.

14/12/11

De José, Moisés, la lotería, vacas, ciclos y más cosas que hallará el curioso lector

Me permito recordar el pasaje del Génesis en el que se cuenta la historia de José revelando el significado de los dos sueños del faraón en los que éste, en el primero, ve siete vacas gordas subiendo por el río seguidas por otras siete vacas flacas que se comen a las primeras. En el segundo sueño, el faraón ve siete espigas de trigo granadas y hermosas, pero detrás brotan otras siete agostadas y quemadas por el viento que devoran a las gordas y hermosas. Solicitado por el faraón el servicio de José, ante su buena fama de intérprete de sueños, para que le interprete los suyos, José lo hace y le dice al faraón que, en realidad, los dos sueños son uno solo, que revelan los planes divinos, y el significado no es otro que el de que tanto las vacas gordas y las espigas granadas son siete años de abundancia que vendrán en todo Egipto, seguidos —vacas flacas y espigas secas— por otros siete de escasez.

Debía de ser José un gran observador y conocedor de la realidad que lo rodeaba
(como debió de serlo también Moisés, percatándose de los fenómenos de las mareas marinas, de cómo el nivel del mar bajaba en ciertas horas del día, liberando de agua algunas franjas de tierra, y aprovechando alguna de éstas se sirvió para cruzar el mar Rojo. La leyenda haría el resto: el hombre providencial que, señalando con el cayado, separó las aguas para que cruzaran los israelitas en su salida de Egipto. Hasta tal punto debía de conocer el fenómeno que le permitió calcular el mejor momento del paso para que, al subir la marea, y ya su pueblo a salvo, ahogara a sus perseguidores.),
y de esa observación llegaría a la conclusión de que las cosechas abundantes —épocas lluviosas— y las escasas —de sequía— se sucedían cíclicamente, aunque no conociera las causas. Esta observación pudo llevarle a interpretar el sueño del faraón en la forma en que lo hizo y acertar. Lo de los siete años puede que obedeciera a una especie de número cabalístico o supersticioso o preferido —¿un número bonito?— de la época, número que se repite mucho a lo largo de las historias bíblicas, desde los siete días de la creación hasta "tenéis que perdonar setenta veces siete", según el mandato de Jesús. Número, también, que ha quedado fijado, ¡y de qué manera!, en el periodo del tiempo más firme que es la semana laboral.
(Por cierto que los números cabalísticos siguen vigentes en esta nuestra época tan modelna y tan racional y científica: no hay más que ver la cantidad de chorradas que surgen en torno a los números de la lotería).
Que los ciclos económicos se producen en las modernas economías, en forma de una especie de manías eufórico-depresivas del dinero, me parece claro. Otra cosa será la regularidad y previsibilidad de aquellos, algo que dudo mucho que los economistas sean capaces de determinar, ni siquiera a corto plazo, ni, por lo tanto, de influir en ellos. Es más, se puede incluso sospechar que esos intentos de torcer o corregir tales ciclos del dinero no hacen sino contribuir a su cumplimiento. Pero si tal comportamiento cíclico del dinero se da, pienso también que a lo largo de esos ciclos la tendencia es decreciente, en el sentido de que los picos de esos ciclos serían cada vez más bajos y las caídas cada vez más hondas. Todo esto refutaría esa especie de dogma vigente del progreso basado en el crecimiento ilimitado. He fabricado un dibujo, a ojo —con la línea de tendencia en puntos amarillos—, sin datos reales ningunos, en el que creo que queda claro lo que quiero decir. Pinche en la imagen para ampliar.

P. S. Todas estas elucubraciones sobre la interpretación que José hace de los sueños del faraón, así como de la razón de la habilidad mosaica y, por último, de los ciclos económicos son eso: puras elucubraciones mías sin base ni rigor ninguno, un mero divertimento, quizás, por mi parte.

13/12/11

Contar la grey

Con datos de las encuestas periódicas del CIS me he currado el gráfico que incluyo al final. Los datos disponibles van sólo de febrero de 2005 a octubre de 2010.
       El resultado combinado de las dos gráficas (% de personas que se definen católicas y, de éstas, % que reconoce que nunca o casi nunca asiste a oficios religiosos —misa incluida—, exceptuado, como la propia encuesta del CIS dice, asistencia a bodas, comuniones, bautizos, etc.) me ha sorprendido en tanto que mientras la primera es descendente, es decir que cada vez menos gente se declara católica, la segunda, en cambio, es ascendente, es decir que de los que se declaran católicos cada vez son más los que no asisten a misa.
       Me sorprende porque parece que debería ser al revés: que, disminuyendo el número de católicos, porque se fuera deshaciendo el rebaño por sus flecos más débiles, por sus miembros menos creyentes, los que fueran quedando serían los más convencidos. Pues parece ser que no: que cuanto menos son los católicos más que proporcionalmente faltan a misa. De manera que, llevadas las dos gráficas al límite, con la actual tendencia, se daría el caso chusco de que ninguno de los que se declararan católicos iría a misa. Habría sido interesante saber cuántos, a su vez, de quienes asisten a oficios religiosos practican, por ejemplo, el sacramento de la confesión. Probablemente una minoría bastante ridícula.
       Con lo cual el Vaticano se encuentra con dos problemas: la disminución del número de católicos y la disminución de la práctica religiosa entre los que van quedando. Quizás debería tener en cuenta el Vaticano datos de este tipo a la hora de considerar el número de miembros de su rebaño no vaya a ser que no sean tantos como pretenden. Claro que, a juzgar por lo que parecen intentos de neoevangelización de la católica España, martillo de herejes y etc., no se si con algún otro Santiago Matamoros, a lo mejor ya se han percatado de ello. Tal vez hasta manejen otro dato: cuántos declarantes de la renta colocan la cruz, y nunca mejor dicho, en la casilla de la iglesia.

(Como de costumbre, pinche en la imagen para aumentar).

GRÁFICO PRINCIPAL

Este otro es el mismo anterior, pero añadidas, en negro, las líneas de tendencia.

8/12/11

La Inmaculada

La festividad de La Inmaculada ha tenido sus altibajos en lo que a celebraciones se refiere. O, mejor dicho, tuvo un bajo cuando fue suprimida en uno de los primeros gobiernos de los años ochenta, pero un alto porque fue restablecida al año siguiente o a los dos años de haberla suprimido. Este restablecimiento —al parecer ya definitivo, sobre todo con el gobierno de un azulón subido, azulón inmaculada, que se nos viene encima— fue una manera que tuvo la iglesia de torcerle la mano al gobierno de entonces, supuesta-mente defensor de un estado aconfesional. ¿Contendréis la risa?
(He escrito de memoria en este comentario: a lo mejor alguien me puede corregir).

3/12/11

Un post nunca visto

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2/12/11

Pronósticos

Amanece lloviendo... a pesar de que pronosticaron que                                           llovería.