25/2/13

De los toros, la libertad y la cultura

En el diálogo que transcribí el pasado sábado se quedaba el taurino-filosofante colgado de los cuernos de la luna, a dónde lo había enviado de una cornada su enemigo (que no 'adversario'). Y de entonces a ahora ¿qué ha habido? Pues, entre otras cosas, artículos de filosofantes-taurinos exponiendo sus sesudos argumentos a favor de que la "fiesta" continúe.
       Pero vayamos a los argumentos de los taurinos. Algunos de esos son tan idiotas que casi no merece la pena ni considerarlos. Como, por ejemplo —que con más o menos disimulo se ha expuesto a veces—, el de descalificar a quien se opone a las corridas por el hecho de ser "nacionalista", que les llaman, como si la falsedad o verdad de lo que digan dependiera del "nacionalismo". Pero, en fin, como digo, el argumento es tan falaz que no merece más atención. ¿Y qué decir del argumento de la "tradición"?: es de los de agárrate a la brocha que me llevo la escalera.
       Entremos en el más consistente, aparentemente al menos, que no es otro que el de la "libertad": "a quien no le gusten los toros, que no vaya". Claro, claro, pero no se haga usted el tonto porque esa no es la cuestión: la cuestión es si en las corridas hay malos tratos al animal y si esos malos tratos son legítimos o no. Así es que el factor 'libertad' de asistencia del público, tan caro a algunos ilustrados y que lo manejan pretendiendo que es incontestable, no hace al caso.
       De la mano del argumento liberal suele venir el de la "cultura", que, como es un concepto con tan buena prensa, los taurófobos se creen en la obligación de rechazarlo, en el sentido de negar que los toros sean cultura, y yendo así a parar al terreno de los taurófilos, en vez de espetar: «muy bien, sea, son cultura ¿y qué? También a veces se habla de "cultura de la violencia" y se rechaza. Así es que ¿por qué habría que aceptar la cultura de los malos tratos al toro?».


18/2/13

"Pobres peatones"

[El comentario que sigue lo publiqué hace casi tres años en otro sitio. Pero es que seguimos igual... o peor].

Revista de prensa

Buscando, a otros propósitos, entre antiguos recortes de periódicos encuentro una carta al director de El País publicada el 04/10/1989 con el título de este comentario, de ahí las comillas. Esta sección de cartas de los lectores ha sido siempre, y sigue siendo, una de las más interesantes de los diarios, interés que, probablemente, proceda de que es de lo menos periodístico. La carta en cuestión la firmaba una lectora, a quien no conozco, llamada Emilia Carrerio, de Madrid. Decía así:

«Hasta no hace mucho, en las calles, la calzada era un espacio casi vedado a los peatones y patrimonio de todo tipo de vehículos, de forma que a quien utilizaba sus pies para desplazarse le quedaba como única garantía de salir indemne el circular por las aceras (cuando éstas no estaban ocupadas por vehículos). De un tiempo acá, éstas también son patrimonio de monopatines, patines, bicicletas y motos.
       Pero lo sorprendente no es que haya que compartir el reducido espacio peatonal con tales artefactos, sino la impunidad con que esto ocurre, ante los propios ojos de los agentes de circulación. Y sobre todo, el descaro e insolencia con que los conductores de estos vehículos suelen responder a quien osa quejarse por tal motivo. Comprendo que es muy importante ir en bicicleta sin riesgo de que te atropelle un coche; jugar con el agresivo monopatín y conducir las motos ganando espacio a los coches; pero a mí se me ocurre que los peatones, acogotados, relegados e indefensos, tenemos derecho a un espacio propio que, desde luego, ya no son las aceras. Debo añadir que tengo coche, pero que siempre priorizaré mi condición también de peatona»
.

Fin de la transcripción.

La carta, a pesar de los más de 20 años transcurridos, no ha perdido ni un ápice de interés. Incluso en donde dice "la impunidad con que esto ocurre" ha quedado anacrónico y trae hasta hoy un punto de nostalgia de aquella situación porque no es que ahora se haga sólo con "impunidad" sino que está alentado por los propios poderes municipales, que han decidido (Alcorcón es un buen ejemplo de ello), en lo que no deja de ser un reconocimiento de su derrota, hacer de la necesidad virtud y encima con la buena prensa y el buenrollismo de las bicicletas.

12/2/13

Añadido a Es falso

Un cambio de discurso se produjo ayer. La falacia insinuada de que publicar Rajoy su declaración de renta demostraría que éste no había cobrado dinero sucio, el Pp la ha convertido en reclamar a Rubalcaba, en nombre de la "transparencia", la misma medida. Es el último producto de la factoría think tank del partido de la derecha española.

7/2/13

La Hacienda defrauda

Al menos a mí. Veamos si no. En cada uno de los últimos seis ejercicios fiscales me han reclamado una cantidad en la declaración de la renta, siempre por el mismo motivo. En cada una de las seis reclamaciones he hecho las alegaciones correspondientes, terminando cada vez la administración por darme la razón.
       ¿Dónde está la defraudación —moral, moral, señor Ministro de la Cosa— por parte de la Hacienda? Pues es en que siendo cantidades que uno ha ido pagando a lo largo de un año las recupere al año siguiente... o más tarde incluso.
      A finales de octubre del 2012 me hicieron la consabida reclamación —en relación con la declaración del 2011: ¡cuatro meses después de haber terminado el plazo para la presentación!— y el mismo día hice las alegaciones —ya las tengo preparadas de un año para otro, sin más que cambiar los datos lógicos de fechas, cantidad, nº referencia...—. Hace unos días el expediente ha terminado como todos los años: dándome la razón, sólo que este año la Hacienda, en el colmo de la defraudación —moral, moral, señores recaudadores—, me ha devuelto mi dinero —ese que yo he ido adelantando— hace unos días, o séase trece meses después del final del ejercicio, siete después de terminar el plazo de declaración y más de tres después de las alegaciones. ¿Es o no una defraudación —moral, moral, señores de la Agencia Tributaria— del Estado a un ciudadano?

P. S. Desde que hice las alegaciones y hasta hace muy pocos días, cada vez que entraba en la página de la Agencia a consultar el estado de mi declaración me encontraba con el siguiente mensaje en un castellano infame: "Su declaración está siendo comprobada". Una tanda de palos —gramaticales, gramaticales, señor Ministro Recaudador, no se me encalabrine— para quien perpetró el mensaje.

4/2/13

Es falso

[El comentario que sigue creo que lo reeditaré más adelante, si se me juntan tiempo y ganas para hacerlo, mejor escrito, más amplio. Pero he querido hacerlo con cierta urgencia antes de que se cumpliera la amenaza del biPresidente de publicar sus declaraciones].

En la puesta en escena de Rajoy para negar que hubiera cobrado dinero "negro" dijo que haría pública su declaración de renta, poniendo en relación, por el hecho de anunciarlo en el mismo discurso, dos cosas que no tienen relación lógica ninguna.
          Cuando lo oí me dije: ¿y?... hasta que caí en la cuenta de lo que el biPresidente pretende: que todo curioso lector —entre los que no me cuento— que la consulte vea cómo la casilla con el epígrafe de dinero negro, que como todo el mundo sabe figura en el impreso de la renta —no me acuerdo ahora de con qué número—, está en blanco, nunca mejor dicho: ergo no hubo dinero negro, porque si lo hubiera habido, el I. D. (ínclito declarante) lo hubiera incluido en esa casilla, que para eso está.
          ¿Cabe mayor prueba para aquellos desconfiados que no tuvieran suficiente con la palabra de don Mariano? ¿No os basta con su fluida palabra, ¡oh desconfiados!? Pues aquí tenéis la prueba: mis declaraciones al fisco.