30/4/12

La cháchara

                                      Al olmo viejo, hendido por el rayo
                                                y en su mitad podrido,
                                                con las lluvias de abril y el sol de mayo,
                                                algunas hojas verdes le han salido.
                                                 
[…]
                                       Mi corazón espera
                                                también, hacia la luz y hacia la vida,
                                                otro milagro de la primavera.
.
                                       (Antonio Machado, A un olmo seco)

Por razones de salud —o, más bien, de falta de ella—, que no hacen al caso, estoy obligado desde hace casi dos semanas a permanecer en casa durante prácticamente todo el día.
       No hay bien que por mal no venga, según el dicho, y, debido a esa situación, que, por otra parte, me permite estar liberado de tareas domésticas, dedico mucho tiempo a leer, alternando con ratos del sopor que me debe de producir algún medicamento, y a mirar por la ventana, en esta época de chubascos y ratos de sol y viento. Es un gozo ver los árboles verdecidos y esplendorosos, de hojas brillantes y limpias por la lluvia, agitados por el viento. En uno de esos he recordado que Machado dedicó un poema en su libro Campos de Castilla —de cuya publicación, por cierto, se cumplen este año los 100—, poema que Serrat hace muchos años convirtió en canción, a un humilde olmo abatido por la tormenta, del que he copiado al principio la primera y la última de las estrofas.
       No todo está siendo bueno en estos días de obligado recogimiento, sino que se ha presentado algún que otro contratiempo y motivo de enojo, como el teléfono, ese aparato exigente e impertinente al máximo, que reclama la inaplazable atención cada vez que suena. En efecto, el chisme, debido a su fácil acceso y uso en casi cualquier sitio y situación (no sólo por los móviles sino por avances tecnológicos como el registro de llamadas perdidas que obliga a quien tenga esta prestación —yo no la tengo ni la quiero— en su aparato a llamar a quien previamente haya llamado sin respuesta, así como el abaratamiento de llamadas con las tarifas planas y las innumerables ofertas de las compañías), propicia las llamadas a troche y moche y la invasión de la intimidad sin prácticamente límite ninguno, algo que no depende de uno impedir, que puede proponerse llamar lo menos posible, sino de las llamadas ajenas que recibe. ¡Qué cháchara! ¡Qué agobio tan injusto!

26/4/12

Fruta del tiempo

(A. Machado. En abril, las aguas mil, en Campos de Castilla, CV)

                                      Son de abril las aguas mil.
                                  Sopla el viento achubascado,
                                  y entre nublado y nublado
                                  hay trozos de cielo añil.
                                      Agua y sol. El iris brilla.
                                  En una nube lejana,
                                  zigzaguea
                                  una centella amarilla.
                                      La lluvia da en la ventana
                                  y el cristal repiquetea.
                                      A través de la neblina
                                  que forma la lluvia fina,
                                  se divisa un prado verde,
                                  y un encinar se esfumina,
                                  y una sierra gris se pierde.
                                      Los hilos del aguacero
                                  sesgan las nacientes frondas,
                                  y agitan las turbias ondas
                                  en el remanso del Duero.
                                      Lloviendo está en los habares
                                  y en las pardas sementeras;
                                  hay sol en los encinares,
                                  charcos por las carreteras.
                                      Lluvia y sol. Ya se oscurece
                                  el campo, ya se ilumina;
                                  allí un cerro desaparece,
                                  allá surge una colina.
                                      Ya son claros, ya sombríos
                                  los dispersos caseríos,
                                  los lejanos torreones.
                                      Hacia la sierra plomiza
                                  van rodando en pelotones
                                  nubes de guata y ceniza.

24/4/12

Revista de prensa

Publica hoy Rosa Montero en su columna de El País un artículo titulado Bang, bang, que, en términos generales, suscribo... aunque sólo sea en eso, "en términos generales". Así, por ejemplo, disiento del comienzo, un tanto sumario, mismo del artículo cuando dice: "Vivimos en un país de pistoleros". Tampoco me parece acertada la afirmación de que hay un "fuego graneado entre el PSOE y el PP" porque el fuego es más bien en la dirección Pp sobre un Psoe un tanto acongojado y acojonado desde la apabullante victoria electoral de la derecha, derecha a la que parece que no le basta la victoria sino que quiere el exterminio del adversario —¿del enemigo?—. Pero, desde luego, en lo que estoy en absoluto desacuerdo es en llamar —algo muy caro, al parecer, a los animalistas— "asesinato" a la muerte de animales: por muy infame que ésta pueda ser, y en muchos casos lo es, véase, por ejemplo, el caso de las corridas de toros o el de la cacería de elefantes como de la última de la que hemos tenido noticia, víctima de asesinato sólo puede serlo una persona.
          Sea como sea trascribo el citado artículo que, como digo, en general me parece interesante y, sobre todo, que puede servir de ánimo para firmar la campaña a la que alude y que yo me he permitido firmar.

«Vivimos en un país de pistoleros, pero nunca han resonado tanto los disparos como en esta primavera febril y cazadora. Bang, abatidos esos inmigrantes sin papeles que nos ahorrarán el chocolate del loro en la asistencia médica. Bang, fuego graneado entre el PSOE y el PP. Bang bang, se abre la veda de la monarquía y por fin salen las fotos de una Corinna colagenada a quien no me atrevo ni a imaginar tuneada de safari y enarbolando el rifle. Una visión alarmante, dada la proclividad del grupo a los accidentes.

A raíz del lío de Botsuana me enteré de que El Corte Inglés vende por internet un surtido de safaris. Pinchando en Sudáfrica ves que matar un babuino sólo cuesta 100 euros. ¿Quién en su sano juicio puede querer asesinar a un babuino, un primate, un ser tan próximo a nosotros? Los elefantes se clasifican según sus colmillos; los más grandes (90 libras, unos 40 kilos) cuestan 75.000 euros. Los más pequeños, de menos de 20 libras, 9.000 euros. Estos últimos deben de ser muy jovencitos: y luego dicen que sólo matan ejemplares viejos. Todo esto es legal y hay otras empresas que venden safaris; pero me ha impresionado que lo haga El Corte Inglés porque es una institución nacional, algo muy cercano y familiar. He gastado tanto allí que casi lo siento como mío, y me acongoja saber que, con la misma facilidad con que compras alcachofas en el súper, puedes adquirir toda esa muerte. Ya sé que ECI sólo es un intermediario y que con ello intenta dar, como suele, un buen servicio. Pero sin duda escoge lo que vende: por eso no anuncia tratos sexuales, por ejemplo (podría hacerlo: este periódico lo hace). En http://actuable.es/peticiones/dile-al-corte-ingles-no-organice-viajes-cazar-animales piden educa-damente que lo deje. Esto no acabaría con los safaris, pero si ese gran símbolo social que es El Corte Inglés no los ofertara sería un inmenso alivio
».

Fin de la trascripción.

22/4/12

El impostor (2)

No hace falta ser animalista
(no lo soy, y ni siquiera acierto a comprender algunas actitudes con los animales como la de reclamar derechos para los animales, declarar a éstos sujetos de derechos, cuando el único posible sujeto de derechos es el hombre —bien, vale, y la mujer: no se me encalabrine usted, políticamente correcto—: éste, la persona, es quien tiene derecho a que con los animales se hagan o se dejen de hacer determinadas cosas; o como la de invitar al perro al que se está paseando a volver a casa con frases como: "vamos a casa, cariño, que papá tiene que ir a trabajar".)
para encontrar repugnante hasta la náusea la famosa fotografía del elefante abatido, la cabezota empotrada contra un árbol
(postura un tanto inverosímil, por cierto: si Hemingway-Juan Carlos disparó al animal —me refiero al elefante— entre los ojos, como parece que es lo más eficaz para abatirlo, según hemos visto estos días en otras muchas imágenes, ¿cómo es que acabó con la frente contra el árbol?, ¿tambaleándose, quizás?, ¡humm!)
y delante el rey como ejecutor de la hazaña, en plan valiente cazador blanco, con un compinche, ambos sosteniendo el rifle de la misma manera. Esto es lo obsceno de la partida de caza y no el de la (in)oportunidad del viaje, en momentos de crisis y tal. ¿Qué falta hace el rey ni en momentos de crisis ni en momentos de derroche, ni aquí ni en Botsuana ni en las Chimbambas? ¿No se basta o debe bastarse el gobierno solo? ¿Que puede tomarse como ostentación y mala imagen (¡!)? Pero la ostentación y mala imagen es el presupuesto asignado a la casa real, y esto, que yo sepa, el rey no lo ha sentido ni mucho ni poco. ¿Han sido oportunos todos los otros viajes que ha hecho a lo largo de los años a fin de cepillarse osos y tantos otros animalicos como se habrá cepillado? ¿Serán oportunas las cacerías que lleve a cabo en lo sucesivo... cuando pase la crisis? Por eso, por la caza, es por lo que debió pedir perdón (¿a los españoles o a todos aquellos que se sientan heridos por el hecho de la cacería?), con palabras claras, sin ambigüedades que le han servido para que toda una caterva de aduladores y cortesanos lo pongan por las nubes. También ha debido, si es que era eso, lo de no volver a cazar, lo que "no volverá a ocurrir", entregar las armas, al museo del ejército, por ejemplo. No habría sido suficiente con pedir perdón, algo que nunca ha hecho, digan lo que digan los cortesanos: tendría que haber entregado las armas.

P. S. El Valiente Cazador es presidente de honor de la organización WWF, y los dirigentes de ésta se han puesto ahora a pedir una entrevista con la Zarzuela para tratar el asunto, en vez de destituir y desposeer de su cargo ipso facto al sujeto, sin más averiguaciones. Claro que después de casi 35 años que, por lo visto, llevaba en el cargo, con las fechorías cinegéticas que a lo largo de ellos se le atribuyen, y aun las muchas de las que probablemente no se tengan noticias, por un poco más, ¿verdad usted? Y esto en el caso de que la organización se vaya a atrever al honor de desposeerle del cargo y librarse de él como la deshonra que para aquella representa.

19/4/12

El impostor

                                                             ¿Dijiste media verdad?
                                                                                 Dirán que mientes dos veces
                                                                                si dices la otra mitad
.
                                                            (Antonio Machado)

En este país de cortesanos y papanatas ha habido lanzamiento de cohetes ante la supuesta disculpa del Rey. La cohetería ha venido, principalmente, de dos lados. Por uno, de quienes han considerado el discursito talmente una victoria republicana que habría hecho poco menos que morder el polvo al monarca. Papanatas. De otro, cortesanos propiamente dichos, de quienes —aun sin haber reclamado disculpa ninguna, "para no alimentar la polémica", o incluso justificando la acción real, se refiriera esta a lo que fuera— lo han considerado una prueba de la humildad real y de la proximidad del Rey a su pueblo: más méritos y virtudes que añadir al Rey. La representante por antonomasia de estos últimos —dejando aparte los diarios más babosos— ha sido nuestra presidente regional, quien, preguntada acerca de a dónde se iría con el Rey, ha contestado que a cualquier parte. Pero veamos:

1. La puesta en escena es bien evidente. El Rey hace, en el momento justo, como que sale de la habitación de la clínica, en donde lo está esperando una cámara ad hoc, con alguien fuera de ésta que le pregunta que cómo se encuentra, para dar pie a grabar una frase aconsejada por otros y aprendida de memoria y con las justas palabras, ni una más ni una menos: "Lo siento mucho. Me he equivocao [sic], y no volverá a ocurrir". Probablemente le aconsejaran que pidiera perdón —¿a los españoles?—, pero, si así fue, el caballero debió de negarse en redondo —soberbia obliga— y contestar que o eso —la frase que al final soltó— o nada.

2. La supuesta disculpa ha sido eso: "supuesta", porque ni se ha disculpado ni ha pedido perdón. Decir que lo siente no es lo mismo que pedir perdón. Uno puede sentir haber hecho algo sin que eso implique pedir perdón a las víctimas.

3. Siendo las palabras medidas, son, sin embargo, de una ambigüedad calculada porque ¿qué es lo que siente? ¿en qué se ha equivocado? ¿qué es lo que "no volverá a ocurrir"? ¿que no volverá a cazar nunca? ¿que no lo hará en esas condiciones? Pero ¿qué condiciones son esas? ¿Cómo sabremos, ante esa ambigüedad, que si vuelve a ocurrir no ha vuelto a ocurrir?

4. De todas formas, de haber pedido perdón debería haberlo hecho a las víctimas del gatillo al que tan aficionado es —también es aficionado, ¡Gensanta!, a los toros y a las carreras de coches y motos: como para fiarse—, es decir a los animales a los que se ha cepillado a lo largo de su carrera, incluido aquel pobre oso cuya valiente caza nos enteramos hace unos años que había llevado a cabo. ¡Y cuántas habrá hecho!

14/4/12

La fe común a...

capital, gobiernos (de cualquier color) y sindicatos (¡los pobres!)

13/4/12

Ejemplo de lo que queremos

A la entrada del bar hay una pila de ejemplares de un periódico local (¿instrumento —otro más— de propaganda del Pp?: muy probablemente) cuyo titular, que leo al pasar, reza —comillas del periódico—: "Acogeremos a todo el que genere empleo, sea Eurovegas o no".
          No me entretengo en averiguar quien es el autor de la frase —aunque seguro que será algún prócer alcorconero de la política o del dinero: ¿usted distingue?—, pero el titular de marras es un ejemplo de la degradación moral que nos ha llevado a aceptar cualquier actividad que genere "pues-tos-de-tra-ba-jo", da igual si lo que se fabrican —para su consumo, claro— son bombas de racimo, autos, chupetes, zapatos, juegos de casino... En eso el empresario no se mete —y el trabajador menos, si cabe, por cierto—, que él lo que quiere es —¿contendréis la risa?— "crear-pues-tos-de-tra-ba-jo".

11/4/12

Miscelánea (7)

Propuesta de reflexión para empresarios —emprendedores—, políticos y sindicalistas. En definitiva, para funcionarios del dinero. ¿Qué nos ha pasado para haber progresado del concepto del trabajo como maldición divina al del mismo como orgullo, orgullo sostenido, además, por la amenaza del paro?

***

Mobbing o la reforma laboral o violencia estructural... de clase.

***

Referencia en el periódico en la programación de tv sobre la película Sin perdón: "Dos vaqueros llegan a un burdel y uno de ellos asesta varias cuchilladas en el rostro de una de las chicas". ¡Qué monstruo el redactor de la reseña!

***

Dos tipos que no soporto —¿o son uno solo?—: quienes pulsan el botón del semáforo para que abra paso al peatón y cruzan antes de que se ponga en verde, y quienes, estando ya pulsado —con el cartelito encendido de "Espere peatón"—, lo pulsan de nuevo.

                  
Otras misceláneas
(1), (2), (3), (4), (5), (6), (8), (9), (10)

9/4/12

¡Ya están aquí!

Tras el puente feliz para quienes nos hemos quedado en la ciudad sin coches, ya han vuelto. Uno, en semejantes ocasiones, se hace a la idea de que no van a volver, pero siempre lo hacen. ¿Por qué no se quedarán "en la playita" o seguirán viendo vírgenes y crucificados u oyendo el aporreo de tambores —"la España de charanga y pandereta", la España profunda que nunca muere a pesar de la predicción del poeta: "ha de tener su mármol y su día, / su infalible mañana y su poeta". ¡Pero no! ¡Ya han vuelto, con su ruido y su pestilencia! ¡Brrrmmm, brrrmmm!