22/4/12

El impostor (2)

No hace falta ser animalista
(no lo soy, y ni siquiera acierto a comprender algunas actitudes con los animales como la de reclamar derechos para los animales, declarar a éstos sujetos de derechos, cuando el único posible sujeto de derechos es el hombre —bien, vale, y la mujer: no se me encalabrine usted, políticamente correcto—: éste, la persona, es quien tiene derecho a que con los animales se hagan o se dejen de hacer determinadas cosas; o como la de invitar al perro al que se está paseando a volver a casa con frases como: "vamos a casa, cariño, que papá tiene que ir a trabajar".)
para encontrar repugnante hasta la náusea la famosa fotografía del elefante abatido, la cabezota empotrada contra un árbol
(postura un tanto inverosímil, por cierto: si Hemingway-Juan Carlos disparó al animal —me refiero al elefante— entre los ojos, como parece que es lo más eficaz para abatirlo, según hemos visto estos días en otras muchas imágenes, ¿cómo es que acabó con la frente contra el árbol?, ¿tambaleándose, quizás?, ¡humm!)
y delante el rey como ejecutor de la hazaña, en plan valiente cazador blanco, con un compinche, ambos sosteniendo el rifle de la misma manera. Esto es lo obsceno de la partida de caza y no el de la (in)oportunidad del viaje, en momentos de crisis y tal. ¿Qué falta hace el rey ni en momentos de crisis ni en momentos de derroche, ni aquí ni en Botsuana ni en las Chimbambas? ¿No se basta o debe bastarse el gobierno solo? ¿Que puede tomarse como ostentación y mala imagen (¡!)? Pero la ostentación y mala imagen es el presupuesto asignado a la casa real, y esto, que yo sepa, el rey no lo ha sentido ni mucho ni poco. ¿Han sido oportunos todos los otros viajes que ha hecho a lo largo de los años a fin de cepillarse osos y tantos otros animalicos como se habrá cepillado? ¿Serán oportunas las cacerías que lleve a cabo en lo sucesivo... cuando pase la crisis? Por eso, por la caza, es por lo que debió pedir perdón (¿a los españoles o a todos aquellos que se sientan heridos por el hecho de la cacería?), con palabras claras, sin ambigüedades que le han servido para que toda una caterva de aduladores y cortesanos lo pongan por las nubes. También ha debido, si es que era eso, lo de no volver a cazar, lo que "no volverá a ocurrir", entregar las armas, al museo del ejército, por ejemplo. No habría sido suficiente con pedir perdón, algo que nunca ha hecho, digan lo que digan los cortesanos: tendría que haber entregado las armas.

P. S. El Valiente Cazador es presidente de honor de la organización WWF, y los dirigentes de ésta se han puesto ahora a pedir una entrevista con la Zarzuela para tratar el asunto, en vez de destituir y desposeer de su cargo ipso facto al sujeto, sin más averiguaciones. Claro que después de casi 35 años que, por lo visto, llevaba en el cargo, con las fechorías cinegéticas que a lo largo de ellos se le atribuyen, y aun las muchas de las que probablemente no se tengan noticias, por un poco más, ¿verdad usted? Y esto en el caso de que la organización se vaya a atrever al honor de desposeerle del cargo y librarse de él como la deshonra que para aquella representa.

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