«El Gobierno que me honro en presidir ha acordado en consejo reunido en el día de la fecha los principios a los que se atendrá en lo sucesivo en relación con la política antiterrorista:
1. La política contraterrorista será competencia y responsa-bilidad exclusiva del Gobierno.
2. Este Gobierno no hablará en público, ni hará tema de debate público, bajo ninguna circunstancia de tiempo ni de lugar, de la política antiterrorista.
3. Este Gobierno hablará y, llegado el caso, negociará con quien considere necesario o conveniente, y pactará el precio que también considere conveniente, sin más límites que el de la ley y lo que, como gobierno democráticamente surgido de la mayoría, entienda por bien general, a fin de conseguir el abandono de las armas por parte de las bandas terroristas.
4. Este Gobierno invita a todos los partidos políticos a que se unan a su política antiterrorista, en el bien entendido de que, siendo la unidad de todas las fuerzas políticas algo muy conveniente para que el arriba mentado abandono de las armas acabe con éxito, no es, sin embargo, una condición sine qua non para que el Gobierno, cuya fe en dicho proceso es firme, intente llevarlo adelante, en solitario o con las fuerzas que le den su apoyo incondicional. "Incondicional" querrá decir sin más condiciones que las establecidas por la ley.
Fdo.: Luis J. Zapatero Rodríguez
Presidente del Gobierno»
(Por la transcripción,
Nicolasillo de la Mancha)
Me comenta Nicolasete que, tras una declaración como esta, al Presidente le van a llover bofetadas desde todas partes, incluso de miembros de su propio partido, puesta estos la vista en las próximas elecciones y en una posible pérdida de votos, y que esto va a representar un serio obstáculo para que los principios declarados se lleven a la práctica y, por contra, se arrinconen en el limbo del olvido. Pero yo discrepo ligeramente de mi amigo y, si bien estoy de acuerdo con que, más bien pronto que tarde, los dichos principios tan solemnemente declarados quedarán arrumbados en el cuarto de las buenas intenciones no cumplidas, no será, o no será sólo, por meros cálculos mercachifles y electorales sino más bien por la falta de fe en el proceso, a pesar de proclamarse esta con tanto énfasis. Discrepo también de los cálculos de pérdidas de votos, que según Nicolás se habrá puesto el staff del partido a hacer como loco, porque, a lo mejor, una gran parte del electorado, agradeciendo la transparencia en los principios declarados y el afán de dejar claro que cada uno sepa a qué atenerse, le concedía su voto.
1. La política contraterrorista será competencia y responsa-bilidad exclusiva del Gobierno.
2. Este Gobierno no hablará en público, ni hará tema de debate público, bajo ninguna circunstancia de tiempo ni de lugar, de la política antiterrorista.
3. Este Gobierno hablará y, llegado el caso, negociará con quien considere necesario o conveniente, y pactará el precio que también considere conveniente, sin más límites que el de la ley y lo que, como gobierno democráticamente surgido de la mayoría, entienda por bien general, a fin de conseguir el abandono de las armas por parte de las bandas terroristas.
4. Este Gobierno invita a todos los partidos políticos a que se unan a su política antiterrorista, en el bien entendido de que, siendo la unidad de todas las fuerzas políticas algo muy conveniente para que el arriba mentado abandono de las armas acabe con éxito, no es, sin embargo, una condición sine qua non para que el Gobierno, cuya fe en dicho proceso es firme, intente llevarlo adelante, en solitario o con las fuerzas que le den su apoyo incondicional. "Incondicional" querrá decir sin más condiciones que las establecidas por la ley.
Fdo.: Luis J. Zapatero Rodríguez
Presidente del Gobierno»
(Por la transcripción,
Nicolasillo de la Mancha)
Me comenta Nicolasete que, tras una declaración como esta, al Presidente le van a llover bofetadas desde todas partes, incluso de miembros de su propio partido, puesta estos la vista en las próximas elecciones y en una posible pérdida de votos, y que esto va a representar un serio obstáculo para que los principios declarados se lleven a la práctica y, por contra, se arrinconen en el limbo del olvido. Pero yo discrepo ligeramente de mi amigo y, si bien estoy de acuerdo con que, más bien pronto que tarde, los dichos principios tan solemnemente declarados quedarán arrumbados en el cuarto de las buenas intenciones no cumplidas, no será, o no será sólo, por meros cálculos mercachifles y electorales sino más bien por la falta de fe en el proceso, a pesar de proclamarse esta con tanto énfasis. Discrepo también de los cálculos de pérdidas de votos, que según Nicolás se habrá puesto el staff del partido a hacer como loco, porque, a lo mejor, una gran parte del electorado, agradeciendo la transparencia en los principios declarados y el afán de dejar claro que cada uno sepa a qué atenerse, le concedía su voto.
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