23/6/07

CRÓNICAS DE UN PUEBLO

1. [23/06/2007]
Con temperaturas todavía frescas por la noche y no muy altas aún por el día, las islas ecológicas (apuntándose a lo ecológico, que se lleva mucho en las últimas temporadas), al menos algunas de ellas, ya huelen mal en las calles de Alcorcón. Por ejemplo (acabo de pasar por ahí y me ha dado el hedor a 10 metros), en Timanfaya pares, esquina a General Dávila. Si esto sigue así, ¡alcorconeros todos: preparémonos para el verano!

2. [30/08/2007]
A la altura de calle Porto Lagos 3-5, batería de contenedores. Son las 10:25 horas y faltan varias para que dé el sol sobre ellos. Mañana fresquita. Me fijo en si hay algún contenedor con bolsas atascadas en la boca, como suele ser frecuente, pero no hay ninguno. Sin embargo, al pasar, dejando los contenedores como a 2 ó 3 metros a mi izquierda, recibo la vaharada apestosa.

3. [mismo día]
18:30 horas. Bajo a la calle y, de paso, me llevo dos bolsas con papel (entre otro, el que abarrota diariamente nuestros buzones sin que, al parecer, nadie pueda hacer nada sino ser tolerantes, faltaría más, con los buzoneros, con el argumento de que “también tienen que trabajar”) para vaciarlas en las islas de Parque Grande, lateral de los juzgados, frente a la Escuela de Idiomas. Me encuentro la boca del correspondiente contenedor atascada con una caja tal que asín de grande. La empujo pero no hay manera. En vista de esto y, como no estoy dispuesto a volver a casa para dejar los papeles en espera de mejor ocasión, sólo me quedan dos opciones: o buscar otra isla o depositar los papeles, tranquilamente, en el suelo, al lado del contenedor, a ver si con un poco de suerte pasa el camión antes de que el viento los desparrame o se mojen con alguna tormenta y se conviertan directamente, sin pasar por fábrica, en pasta de papel. Opto por la primera.

4. [03/09/2007]
09:25 horas. En la calle Inspector Juan Antonio Bueno, cruce con Tablas de Daimiel. No creo que dé el sol en todo el día o muy poco, en todo caso faltarían muchas horas para que empezara a dar. Pero los contenedores, todos ellos con la boca cerrada (no ha habido ningún vecino desaprensivo que los haya atascado, lo digo para quitarle al Ayuntamiento una posible excusa, que tampoco lo sería) apestan.

5. [mismo día]
15 minutos más tarde. Voy por el lado de los impares en la Av. de Leganés, dirección oeste. Al llegar a la altura de la calle del Yunque, una máquina limpiadora (?), de las de los escobones en forma de torta, me adelanta, se mete por esta calle y, a unos 10 metros, da la vuelta y se incorpora de nuevo a la Av. En esta operación levanta un polvo del copón, lo que me obliga a quedarme parado tres, cuatro minutos esperando a que el artilugio se aleje si no quiero tragarme la porquería que va esparciendo.

6. [04/09/2007]
09:05 horas. En Parque Ordesa, semiesquina a Av. de la Libertad, hay una batería de contenedores, y otra, un poco más allá, a la altura del aparcamiento de Hacienda. En ambas noto la peste al pasar por delante. Pero lo que me llama la atención, especialmente en estos casos, no es el olor en sí, algo ya tan habitual, sino el hecho de que estos contenedores no llevan funcionando, creo, más de un mes, mes y medio. Y ya huelen. ¿Por qué? No porque huela el suelo, que casi está reluciente, es un decir, del poco tiempo en uso, sino porque el olor viene de dentro, de una suciedad que terminará haciéndose crónica y formando parte del propio contenedor.

7. [05/09/2007]
08:20 horas. Voy por la calle de Los Lirios, impares, dirección Este. Vientecito fresco muy agradable (¡al diablo con las refrigeraciones!). Al llegar a la esquina con Las Gardenias percibo el típico tufo a basura. Pero no he visto contenedores cerca, y no los veo hasta que miro hacia el otro lado de la calle. Allí están las islas, que, que yo recuerde, no creo que se hayan puesto en servicio antes del verano, pero ya tienen el olor, para los restos, y nunca mejor dicho.

8. [06/09/2007]
Me encuentro en mi buzón otro ejemplar del mismo periódico (?) que me encontré ayer. Tal periódico está editado por el Ayuntamiento de Alcorcón (con el ocurrente título, por cierto, de alcorcón [sic por la minúscula] El periódico de tu ciudad). Es decir, que el A. de A., por si no tuviéramos suficiente con los mercachifles y vendedores de toda laya que llaman a los telefonillos de nuestras casas y atestan diariamente nuestros buzones, no se sabe muy bien con qué derecho, con propagandas y chorradas de todas clases, se dedica también él al buzoneo y así no encuentra ningún inconveniente (ni contradicción, por lo que se ve, con su supuesta política ecológica) en llenar los buzones con unos tochos de 24 páginas y, encima, durante dos días seguidos. ¡Viva la ecología y viva el despilfarro!

9. [07/09/2007]
Hace tiempo que me percaté del diseño de las islas ecológicas, cuyo diseñador se merece pasar una temporada en una isla... desierta (ecológica o no, a su elección). También era fácil ver que hay dos modelos de contenedores, por la época en que hayan sido instalados. (Según me cuentan, esto es debido a una especie de conflicto entre dos Concejalías que pugnaban por ver quien se llevaba el gato de las isletas al agua. Pugna que ha dado como resultado el que ahora haya en las calles de Alcorcón dos tipos distintos de contenedores. O, en todo caso, si no un conflicto de competencias entre dos Concejalías, una indudable descoordinación).
Pero de lo que no me había dado cuenta hasta ahora es de los rótulos que marcan cada uno de los contenedores de esa segunda generación:
a) envases (sic por la primera letra en minúscula, como ocurrirá en el nombre de los demás buzones): para latas, botes, briks, de plástico. Pero las botellas también son “envases”, incluso hay envases de papel o cartón, y, sin embargo, no se depositan en este contenedor.
b) papel y carton. Tal cual, sin acento.
c) resto de residuos: no sé si no hay una cierta redundancia: resto de restos. En todo caso, ni los envases, sean del material que sean, ni el vidrio ni el papel y el cartón son “residuos”. Por tanto no se puede hablar de “resto” cuando no hay ‘otros’. Con lo fácil que hubiera sido poner ‘basura’. En román paladino.

P. D. Por supuesto, gran parte de los contenedores han sido ya objeto de amorosa atención de los artistas del espray, una plaga actual en todas las ciudades y ante la que cualquier Ayuntamiento, del color político que sea, se muestra impotente: es un problema que se les ha ido de las manos, como tantos otros, por otra parte. Pero en fin, quizás este asunto de las deposiciones de los pintamonas convenga dejarlo para una crónica aposta.

10. [11/09/2007]
Vuelvo por el mismo sitio [7] que el miércoles 5. Detecto una peste insoportable y veo unas 6 bolsas de basura en el suelo, alrededor del contenedor. Pasa una señora quien al verme parado observando el desaguisado se queja de que haya gente que, sabiendo que los contenedores no están aún en servicio, deposite ahí la basura.
Tiene razón porque ya no es sólo que, al parecer, los contenedores no estén en servicio sino que, además, las bolsas las han depositado fuera. Me temo que lo que ha pasado en ese sitio esté pasando en otros muchos: contenedores aún no operativos y que, sin embargo, algunos ciudadanos han inaugurado por su cuenta.
Pero si es cierto que el primer responsable es quien se comporta de esa manera, no lo es menos que el último es el Ayuntamiento, bien por no haber precintado mejor de lo que lo ha hecho las isletas, o bien, sobre todo, por no haber coordinado su instalación con la posibilidad de su vaciado: así hay muchas baterías de contenedores que llevan varios meses instaladas sin haber aún entrado en servicio, poniéndole en bandeja al desaprensivo de turno la posibilidad de hacer uso de aquellos antes de entrar en funcionamiento.

11. [botellón legal=aceras sucias]
No hace falta señalar fecha ni lugar porque la suciedad en las aceras de los bares que instalan terrazas-veladores, un botellón legal que ayuda a los Ayuntamientos en su afán recaudatorio, es general en cuanto a los sitios y endémica en cuanto al tiempo. Puede usted ir por cualquier sitio de Alcorcón donde haya un bar con terraza, valga la redundancia, y verá la cochambre que a lo largo de los años, de una temporada a otra sin solución de continuidad, desde que esté en funcionamiento el bar en cuestión, se ha ido formando por restos de: alimentos, bebidas, servilletas, colillas, etc. Esta mugre es debida a que los bares, y que se salve el que pueda, que no creo que pueda ninguno, no limpian jamás como es debido el espacio público que es la acera: del carácter de 'público' se han olvidado o creen que es 'privado' sólo por el hecho de pagar una licencia para ocuparlo.
(De hecho es, sencillamente, que no limpian: a lo más que llegan, y eso los que lo hagan, es a barrer, terminado, rebasado con creces, por cierto, porque se pasan no minutos sino a veces horas, el horario de instalación de la terraza, los papeles y colillas que el viento o el paso de los transeúntes no hayan esparcido por los alrededores).
Y lo peor no es que los dueños o responsables de estos establecimientos no cumplan, ellos van a lo suyo, sino que el Ayuntamiento de Alcorcón tampoco lo hace y no obliga a que adecenten la acera con agua a presión y cepillo o como sea necesario bajo amenaza de multa o incluso de pérdida de la licencia.

12. [12/09/2007]
09:15 horas. Mañana nublada, con amago de lluvia, fresquita (un termómetro callejero marca 18º), estupenda para estar en la calle. Pero la alegría nunca es completa: al pasar por C/ Sapporo núms. 15 ó 17, de una hilera de contenedores de la primera generación, todos con la puerta cerrada, aunque no herméticamente, algo que no se podría hacer sin riesgo de accidentes, me llega la consabida tufarada.

13. [mismo día]
Unos ¾ de hora más tarde paso por Timanfaya en el cruce con Ministro Fernández Ordóñez. En la rotonda construida hace unos meses hay, como tantos otros días, un vehículo, en este caso un camión, mal aparcado estacionado que impide el paso a un autobús de la Blasa. Se organiza el consiguiente atasco y comienza el típico concierto de pitidos. Sigo andando y durante un buen rato oigo la algarabía. No es que me importe el cipostio del tráfico como tal (no tengo auto): lo que sí me importa, y mucho, es el abuso del claxon contra el que el Ayuntamiento se muestra impotente.

14. [21/09/2007] Bochorno
09:05 horas. Mañana nublada. Ha llovido, poco, durante la noche y, aunque hace algo de bochorno, se anda a gusto. Bochorno, y mucho, es lo que produce ver otra vez, como en [10], los contenedores con bolsas en el suelo. Pero hoy son tantas que no las cuento. Lo que sí noto, aparte del olor, es el contenedor (mal) llamado de envases con la boca atascada. Y como este grupo de contenedores no está, al parecer, aún operativo, han quedado adornados con restos de plástico del precinto, al igual que ocurre en mi calle, en otro barrio, en donde se instalaron las isletas hace meses sin que el Ayuntamiento haya sabido coordinar instalación con recogida.

15. [17/12/2007]
Pintada en un muro de Alcorcón:
“Inmigrantes: no me dejéis solo con los españoles”


16. [07/03/2008]
Voy andando por la Av. de Leganés (sobre las 9.50 horas) y un hombre para su coche, se baja, se coloca a mi altura en la acera y, dirigiéndose a mí con un “disculpe”, me pregunta por una dirección. Se la indico con mucho gusto lo mejor que puedo, aunque le aclaro que no estoy muy seguro de ella y que más adelante vuelva a preguntar. Se despide dándome las gracias y, subiendo al coche, se aleja en la dirección que le he indicado. Y bien: ¡¿qué tiene este episodio tan vulgar de extraordinario, asombroso, inaudito, extraño, de nunca visto para sacarlo en el blog?! Muy fácil: que el conductor se bajara del coche para preguntar. Tan extraordinario me pareció esto que si no tiré cohetes fue porque no disponía de ninguno en esos momentos. Llevo ya más de dos años saliendo a andar casi a diario varios kms. por esa y otras calles, y no es, ni mucho menos, la primera vez que me preguntan por una dirección. Pero lo que sí es la primera vez, que yo recuerde, es que el conductor se baje para hacerlo. He sido yo siempre quien ante una pregunta me he tenido que acercar al coche, inclinarme para meter la cabeza por la ventanilla, salvo que la pregunta la hiciera un acompañante del chófer, y contestar. Por supuesto, lo que me molesta no es que, aunque ando rápido, me pregunten y me tenga que parar. En absoluto. Es la falta de educación de quien no es capaz de ponerse en el lugar del peatón y no es capaz tampoco de darse cuenta de la incomodidad que le crea. Y todo por no bajarse del auto, como si el conductor estuviera atornillado a él. Lo consigno aquí por si alguien, muy improbablemente, lee este blog y se da por aludido. Aunque fueran pocos casos ya me daría por satisfecho.

(No se pierdan el próximo episodio)

No hay comentarios:

Publicar un comentario