El post del mismo título lo he copiado del blog firmado por Eneko Astigarraga, titulado Bicicletas,ciudades, viajes... Agradezco al autor el permiso de copia. El post original incluye dos vídeos y dos fotografías, una de ellas espectacular, que no he sido capaz de incluirlos en mi copia, con lo cual quien quiera verlos tendrá que acudir al blog de E. A.
«Hoy se me juntan varias informaciones que relacionan el humo y la movilidad.
Es conocida por reiterada la noticia de la aportación decisiva y creciente del transporte por carretera a las emisiones de gases de efecto invernadero, entre otras partículas nocivas para la salud y el medio ambiente. Leo en el Manual para una economía sostenible que acaba de publicar Roberto Bermejo, profesor de Economía Sostenible de la UPV-EHU, que después de detectar un cambio de paradigma hacia una menor movilidad, más lenta y cercana, la solución que propone pasa por fomentar la reducción del uso del coche de baja ocupación y la potenciación del tren, el tranvía y el autobús. Resulta paradójico que otra vez la sostenibilidad no analice datos como que el transporte de personas resulta decisivo, sobre todo porque la mayoría de los viajes son urbanos y cubren distancias inferiores a 5 kilómetros, perfectamente asumibles andando o en bicicleta, y menosprecie la aportación que estos modos pueden hacer por mejorar el sistema. No es nada nuevo. De hecho, la bicicleta sólo se menciona de manera muy lateral y no se incluye en las estadísticas ni en los repartos modales.
El perverso juego de la movilidad
En este juego de la movilidad y el humo, justo un año después de la explosión volcánica islandesa que tuvo en jaque a toda la hipermovilidad aérea europea, otro volcán ha vuelto a amenazar el alocado espacio aéreo a su alrededor. Este video da una buena muestra de este efecto: [véase].
Justo el mismo país que ha provocado otro volcán, esta vez político, con una onda expansiva mucho más profunda, pero esta vez sin tanto humo.
Mientras todo el mundo se llena la boca de movilidad sostenible, de planes y de medidas presuntamente disuasorias, la necesidad de moverse para todo y cuanto más mejor no sólo no se ataja, sino que se sigue alimentando. Es terrible ver esas playas de aparcamientos abarrotados, esos accesos colapsados, esas autopistas y scalextrics urbanos congestionados tratando de ingerir todo ese tráfico inútilmente. Resulta tristemente cómico ver a esas muchedumbres confluir en los mismos puntos, a las mismas horas, un día tras otro, un viaje tras otro, autojustificándose y buscando culpables entre los demás. Es aterrador cómo todos esos impávidos viajeros a bordo de sus automóviles siguen siendo víctimas de unos intereses creados. [Véase foto].
Todos manejan fórmulas prometedoras, novedosas, cuyos neologismos todos nos acostumbramos a pronunciar y repetir de manera mecánica. Profusión, tráfico inducido, aparcamientos disuasorios, intermodalidad, gestión de la demanda de movilidad, financiación cruzada, tasas de congestión, VAO (vehículos de alta ocupación), ZAR (zonas de acceso restringido), ZEL (zona de estacionamiento limitado), OTA (ordenación del tráfico y del aparcamiento)... parece un juego, un complicado juego, un juego perverso. Perverso porque no trata de atajar las causas del problema sino de combatir sus consecuencias, porque muchas veces trata más de tranquilizar el subconsciente colectivo, la conciencia común de que algo estamos haciendo, para que esto no sea irremediable, para mantener un peligroso equilibrio al borde del abismo, para sostenernos, para sostener este sistema, este paradigma.
Esto también es humo y también es contaminante y nocivo para la salud.
Más humo en la calle
Hoy he sabido que en una encuesta masiva realizada al respecto de la conveniencia de la Ley Anti-tabaco, más del 80% de las personas entrevistadas consideran que la medida ha resultado positiva y creen que es conveniente mantenerla. De hecho, en Nueva York han subido un peldaño en esta escalada anti-tabaquismo y, después de bares, restaurantes y espacios cerrados, ahora no van a permitir fumar tampoco en plazas, parques y playas y ya sólo se va a poder fumar en aceras y aparcamientos. [Puede verse foto].
Curiosa coincidencia. Otra vez el humo relacionándose con la movilidad. Aunque resulta sorprendente que todavía nadie se haya percatado del peligro que entraña para la salud fumar mientras se conduce, y no sólo por la inhalación de gases.
Me temo que el juego consiste en desplegar cortinas de humo, una tras de otra, de manera que no podamos tener una perspectiva clara de la realidad.
Por suerte toda esta polución va a afectar menos a los ciclistas que a los conductores de automóviles, o por lo menos eso dice el estudio publicado en Environmental Health News la semana pasada. Lo que no es tan claro es que toda la contaminación informativa no les vaya a afectar como al resto de los mortales. Espero que, además del resto de virtudes conocidas, la bicicleta nos aporte algo de clarividencia.
A modo de demostración, esta "limpiada" de Biciacción con mensaje: [Puede verse vídeo]».
Fin de la transcripción.
«Hoy se me juntan varias informaciones que relacionan el humo y la movilidad.
Es conocida por reiterada la noticia de la aportación decisiva y creciente del transporte por carretera a las emisiones de gases de efecto invernadero, entre otras partículas nocivas para la salud y el medio ambiente. Leo en el Manual para una economía sostenible que acaba de publicar Roberto Bermejo, profesor de Economía Sostenible de la UPV-EHU, que después de detectar un cambio de paradigma hacia una menor movilidad, más lenta y cercana, la solución que propone pasa por fomentar la reducción del uso del coche de baja ocupación y la potenciación del tren, el tranvía y el autobús. Resulta paradójico que otra vez la sostenibilidad no analice datos como que el transporte de personas resulta decisivo, sobre todo porque la mayoría de los viajes son urbanos y cubren distancias inferiores a 5 kilómetros, perfectamente asumibles andando o en bicicleta, y menosprecie la aportación que estos modos pueden hacer por mejorar el sistema. No es nada nuevo. De hecho, la bicicleta sólo se menciona de manera muy lateral y no se incluye en las estadísticas ni en los repartos modales.
El perverso juego de la movilidad
En este juego de la movilidad y el humo, justo un año después de la explosión volcánica islandesa que tuvo en jaque a toda la hipermovilidad aérea europea, otro volcán ha vuelto a amenazar el alocado espacio aéreo a su alrededor. Este video da una buena muestra de este efecto: [véase].
Justo el mismo país que ha provocado otro volcán, esta vez político, con una onda expansiva mucho más profunda, pero esta vez sin tanto humo.
Mientras todo el mundo se llena la boca de movilidad sostenible, de planes y de medidas presuntamente disuasorias, la necesidad de moverse para todo y cuanto más mejor no sólo no se ataja, sino que se sigue alimentando. Es terrible ver esas playas de aparcamientos abarrotados, esos accesos colapsados, esas autopistas y scalextrics urbanos congestionados tratando de ingerir todo ese tráfico inútilmente. Resulta tristemente cómico ver a esas muchedumbres confluir en los mismos puntos, a las mismas horas, un día tras otro, un viaje tras otro, autojustificándose y buscando culpables entre los demás. Es aterrador cómo todos esos impávidos viajeros a bordo de sus automóviles siguen siendo víctimas de unos intereses creados. [Véase foto].
Todos manejan fórmulas prometedoras, novedosas, cuyos neologismos todos nos acostumbramos a pronunciar y repetir de manera mecánica. Profusión, tráfico inducido, aparcamientos disuasorios, intermodalidad, gestión de la demanda de movilidad, financiación cruzada, tasas de congestión, VAO (vehículos de alta ocupación), ZAR (zonas de acceso restringido), ZEL (zona de estacionamiento limitado), OTA (ordenación del tráfico y del aparcamiento)... parece un juego, un complicado juego, un juego perverso. Perverso porque no trata de atajar las causas del problema sino de combatir sus consecuencias, porque muchas veces trata más de tranquilizar el subconsciente colectivo, la conciencia común de que algo estamos haciendo, para que esto no sea irremediable, para mantener un peligroso equilibrio al borde del abismo, para sostenernos, para sostener este sistema, este paradigma.
Esto también es humo y también es contaminante y nocivo para la salud.
Más humo en la calle
Hoy he sabido que en una encuesta masiva realizada al respecto de la conveniencia de la Ley Anti-tabaco, más del 80% de las personas entrevistadas consideran que la medida ha resultado positiva y creen que es conveniente mantenerla. De hecho, en Nueva York han subido un peldaño en esta escalada anti-tabaquismo y, después de bares, restaurantes y espacios cerrados, ahora no van a permitir fumar tampoco en plazas, parques y playas y ya sólo se va a poder fumar en aceras y aparcamientos. [Puede verse foto].
Curiosa coincidencia. Otra vez el humo relacionándose con la movilidad. Aunque resulta sorprendente que todavía nadie se haya percatado del peligro que entraña para la salud fumar mientras se conduce, y no sólo por la inhalación de gases.
Me temo que el juego consiste en desplegar cortinas de humo, una tras de otra, de manera que no podamos tener una perspectiva clara de la realidad.
Por suerte toda esta polución va a afectar menos a los ciclistas que a los conductores de automóviles, o por lo menos eso dice el estudio publicado en Environmental Health News la semana pasada. Lo que no es tan claro es que toda la contaminación informativa no les vaya a afectar como al resto de los mortales. Espero que, además del resto de virtudes conocidas, la bicicleta nos aporte algo de clarividencia.
A modo de demostración, esta "limpiada" de Biciacción con mensaje: [Puede verse vídeo]».
Fin de la transcripción.
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