"Bien", dirá alguno,"pues vaya cosa: ¿¡qué tendrá eso de especial!? Es como si me dijera usted que los pescadores pescan o la Renfe vende viajes en tren".
Pero el caso es que al salir esta tarde de casa me he encontrado con el buzón atascado de propaganda —todo publicidad excepto una carta—, publicidad que según he salido a la calle ha ido a parar directamente al contenedor de papel.
Entre toda la mierda publicitaria había un tocho tal que así de gordo de unos hiperalmacenes que obstruía la boca del buzón, y, lo más curioso, y es a lo que voy, tres o cuatro folletos de Correos (¿iguales?: los deben de echar a puñados para que cunda), ofreciendo no se qué maravillas para invertir el dinero.
Los buzones de correos, hasta hace años, eran para depositar el correo, pero desde que empezó la peste del buzoneo sirven casi para todo menos para eso. Yo supongo que, precisamente, a quienes más puede molestar —aparte de a los vecinos, al menos a mí me revienta— el que llenen los buzones con papelajos es a un servicio que consiste en depositar las cartas, con lo cual creo que son los más indicados para abstenerse de la práctica del buzoneo.
¿Por qué no meterán (Correos incluido, y el Ayuntamiento, que también a veces tiene la mala costumbre) la publicidad donde quepa, que no es precisamente en los buzones?
Pero el caso es que al salir esta tarde de casa me he encontrado con el buzón atascado de propaganda —todo publicidad excepto una carta—, publicidad que según he salido a la calle ha ido a parar directamente al contenedor de papel.
Entre toda la mierda publicitaria había un tocho tal que así de gordo de unos hiperalmacenes que obstruía la boca del buzón, y, lo más curioso, y es a lo que voy, tres o cuatro folletos de Correos (¿iguales?: los deben de echar a puñados para que cunda), ofreciendo no se qué maravillas para invertir el dinero.
Los buzones de correos, hasta hace años, eran para depositar el correo, pero desde que empezó la peste del buzoneo sirven casi para todo menos para eso. Yo supongo que, precisamente, a quienes más puede molestar —aparte de a los vecinos, al menos a mí me revienta— el que llenen los buzones con papelajos es a un servicio que consiste en depositar las cartas, con lo cual creo que son los más indicados para abstenerse de la práctica del buzoneo.
¿Por qué no meterán (Correos incluido, y el Ayuntamiento, que también a veces tiene la mala costumbre) la publicidad donde quepa, que no es precisamente en los buzones?
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