27/11/13

TV basura (valga la redundancia)

Repulsión es lo que me está produciendo en los últimos días la estomagante información puntual, detallada, cámara al hombro —y micrófono en ristre por si al perseguido se le ocurre contestar al audaz reportero la pregunta de si se arrepiente de sus crímenes—, cada vez que un asesino o violador sale en libertad.
          Por si fuera poco, la crónica suele venir acompañada de la información capciosa, especiosa, de que el excarcelado, condenado, por ejemplo, a 300 años, sólo ha cumplido 26, olvidándose de decir que esos 26 han sido de una condena máxima de 30, poco menos que sugieren que se ha ahorrado 270 años de cárcel, y que el liberado lo es tras haber cumplido la pena con arreglo a la ley. Luego suele venir la villanía de calcular el nº de años que el excarcelado ha pagado por cada asesinato o la predicción de cuántos saldrán libres el próximo día: ¡atentos nuestros espectadores que allí estaremos para informarles como se merecen!
          La tv sin escrúpulos —no sé si algún canal quedará a salvo— suele ser la misma que para hablar del buen tiempo saca a gente en la playa, y como resulta que en la playa hay titis en tetas, pues aprovechamos para tomar unas panorámicas.
          Esta sucesión de noticias sangrientas y de banalidades como las del buen tiempo o de refritos de videos en los que aparece un choque de autos en masa, es una muestra de la obscenidad de la televisión.
          ¡Qué asco!

P. S. Quizás algún curioso lector de este blog —improbable por otra parte— se pregunte qué coños hago viendo la tele pensando de esta manera. Pero es que, verá usted, es tradición en casa ver el telediario a la hora de las comidas o comer a la hora del telediario, y no es cosa de que yo me oponga y tengamos un disgusto familiar.

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