9/6/08

Crónicas de un pueblo (17)

Hoy, como tantos otros días en las últimas
semanas, ha amanecido lloviendo en Alcorcón, con una lluvia mansa pero a veces revuelta con fuertes rachas de viento que hace un tanto desagradable andar. Así es que, con las mismas, decido comprarme el periódico y volverme a casa para leerlo con el ruido de fondo de la lluvia, para leerlo, je je, como el que oye llover, y nunca mejor dicho, que yo creo que es como hay que leer la prensa. Pero, mi gozo en un pozo, porque también hoy, aunque llueva, también como tantos otros días está dando vueltas la dichosa máquina de los escobones redondos, con no sé muy bien qué pretensiones de limpieza: por lo visto da igual que el suelo esté mojado: la limpiadora debe de estar programada para dar una serie de vueltas al circuito y hasta que no cumple su destino no ceja en el empeño. ¿No se le habrá ocurrido a alguien de la burocracia municipal que este tipo de maquinaria tan ruidosa deje de dar la vara a los vecinos y, al menos en los días de lluvia, ahorrarnos unos pocos ruidos, de los que el Ayuntamiento, por cierto, junto con el tráfico, es una de las principales fuentes? Pero a ver... un momento... ¡ya no se oye! ¡Gensanta!, que diría el Forges, ¡qué descanso!: debe de haber vuelto a sus hangares o habrá ido a dar la paliza a otros vecinos.

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