23/10/12

Anecdotario ciclista (3)

Esta mañana ha estado a punto de atropellarme un ciclista. El susto, desde luego, me lo he llevado. ¡Maldito! El incidente ha ocurrido al acceder yo desde la calle Parque Cabañeros a la av. de la Libertad, en un cruce —infame— en el que uno se ve obligado a atravesar el carril-bici... mejor dicho, y hablando con propiedad, la acera-bici, uno de esos espacios que hace unos poquitos años el ayuntamiento de Alcorcón, siguiendo la moda, tuvo a bien recortar de las aceras para que los ciclistas hicieran ejercicio o jugaran con sus bicis. En ese cruce el ciclista, si no lo interpreto mal, está obligado a ceder el paso al señor peatón —quien, por cierto, debería ser el señor de las aceras, y el ayuntamiento debería cuidar de ello—, lo que no ha hecho y además me ha pillado distraído. Si esto ocurre en un cruce de acera con acera-bici no hace falta tener mucha imaginación para suponer lo que puede ocurrir en las aceras, por donde, hasta ahora impunemente, circulan las bicicletas.

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