Transcribo la carta enviada ayer martes 18 por imeil al concejal de Circulación.
«Señor Concejal:
Es evidente que la circulación de bicicletas por las aceras ha aumentado en los últimos meses. "Por las aceras" hay que entenderlo en un sentido literal y en un sentido amplio. El sentido amplio es el que se refiere al que al haberse construido los carriles-bici... digo ¡vías ciclistas!, que les llaman, sobre las aceras han quedado parte de éstas usurpadas a los peatones, ha disminuido el espacio natural de circulación de estos.
El sentido estricto es el que significa que, ante la instalación de las susodichas aceras-bici —denominación sin duda más exacta que la de 'carriles-bici'—, ha habido un aumento de circulación por las aceras, circulación inducida por la idea interesadamente adoptada por los ciclistas de que allí donde no hay carril tienen derecho a utilizar la acera, incluso habiéndolo si les resultara más cómodo hacerlo. También es evidente que invadir las aceras en cualquiera de los dos sentidos mencionados es una agresión al peatón que ve disminuido lo que debe ser su espacio sagrado e inviolable, de uso exclusivo para él sin excusa ni pretexto ningunos.
Por todo ello solicito la devolución del uso en exclusiva de las aceras a los peatones, para lo que el Ayuntamiento debería, no voy a decir desmantelar las aceras-bici, sobre todo después del pastón que, cediendo a un cierto populismo, a la moda y a la presión del lobby ciclista, se debió de gastar el Ayuntamiento, pero sí cambiar el fin para el que se construyeron y volverlas al uso que tenían en su estado original, es decir el de aceras, naturalmente con algunas, pocas, obras necesarias de readaptación al uso peatonal, como podría ser la eliminación de señales verticales o pintadas en el carril o la reconstrucción de los pasos de peatones que en su día quedaron, por mor del vendaval carrilista y antipeatonal, divididos por la mitad; ya sabe usted: la mitad quedó para el paso de peatones y la otra para el de las bicicletas. Por otra parte, al desaparecer los carriles como tales, desaparecerían también las infames intersecciones actuales entre carriles y aceras. La devolución a su función original del espacio usurpado a los peatones haría, junto con las medidas de vigilancia necesarias por parte de la policía —es también una de sus funciones, ¿no?: la de hacer respetar el espacio de los peatones—, que despareciera la circulación ciclista por las aceras, pero, además, los peatones pasaríamos a recuperar unas zonas de acera cuyo pavimento, por su rugosidad, es muchísimo más cómodo para andar que el que se usa habitualmente en zonas peatonales.
Espero que se acepte mi propuesta, y le saludo atentamente,
Dionisio García
P. D. Por si es de su interés le remito a los comentarios sobre el mismo asunto publicados en mi blog:
http://blog-de-alcorcon.blogspot.com/»
Fin de la trascripción.
El sentido estricto es el que significa que, ante la instalación de las susodichas aceras-bici —denominación sin duda más exacta que la de 'carriles-bici'—, ha habido un aumento de circulación por las aceras, circulación inducida por la idea interesadamente adoptada por los ciclistas de que allí donde no hay carril tienen derecho a utilizar la acera, incluso habiéndolo si les resultara más cómodo hacerlo. También es evidente que invadir las aceras en cualquiera de los dos sentidos mencionados es una agresión al peatón que ve disminuido lo que debe ser su espacio sagrado e inviolable, de uso exclusivo para él sin excusa ni pretexto ningunos.
Por todo ello solicito la devolución del uso en exclusiva de las aceras a los peatones, para lo que el Ayuntamiento debería, no voy a decir desmantelar las aceras-bici, sobre todo después del pastón que, cediendo a un cierto populismo, a la moda y a la presión del lobby ciclista, se debió de gastar el Ayuntamiento, pero sí cambiar el fin para el que se construyeron y volverlas al uso que tenían en su estado original, es decir el de aceras, naturalmente con algunas, pocas, obras necesarias de readaptación al uso peatonal, como podría ser la eliminación de señales verticales o pintadas en el carril o la reconstrucción de los pasos de peatones que en su día quedaron, por mor del vendaval carrilista y antipeatonal, divididos por la mitad; ya sabe usted: la mitad quedó para el paso de peatones y la otra para el de las bicicletas. Por otra parte, al desaparecer los carriles como tales, desaparecerían también las infames intersecciones actuales entre carriles y aceras. La devolución a su función original del espacio usurpado a los peatones haría, junto con las medidas de vigilancia necesarias por parte de la policía —es también una de sus funciones, ¿no?: la de hacer respetar el espacio de los peatones—, que despareciera la circulación ciclista por las aceras, pero, además, los peatones pasaríamos a recuperar unas zonas de acera cuyo pavimento, por su rugosidad, es muchísimo más cómodo para andar que el que se usa habitualmente en zonas peatonales.
Espero que se acepte mi propuesta, y le saludo atentamente,
Dionisio García
P. D. Por si es de su interés le remito a los comentarios sobre el mismo asunto publicados en mi blog:
http://blog-de-alcorcon.blogspot.com/»
Fin de la trascripción.
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