28/11/10

¡Bicicletas por las aceras, no! (2)

En Alcorcón, para quien no lo sepa, que serán la mayor parte de los incontables lectores de este blog, se está construyendo un carril-bici, o se están construyendo más km. de los que ya había.
       Naturalmente, como suele ocurrir en esta clase de obras, que se convierten en un gueto para los ciclistas, el susodicho carril-bici o acera-bici va en contra de los peatones, con reducción de las aceras y, en ocasiones, con arrasamiento de jardincillos, así como intersecciones entre aceras y carriles y compartimento de pasos de peatones —la anchura de los pasos en mitades—.
       No trato con este comentario —advierto: habrá más y más largos— de reclamar que las bicicletas se vayan por las calzadas ni reclamar un carril-bici bien hecho (¿?), sino que lo que pretendo es defender la acera como lo que ha venido siendo hasta ahora: como un espacio reservado y sagrado para el peatón, un espacio que el peatón sabía que terminaba en el bordillo de la acera, y que más allá de éste era donde empezaba el territorio comanche, pero terminaba ahí, eso estaba claro, cosa que no está tan clara ahora con la fabricación de esos territorios híbridos mezcla de acera y calzada, para uso exclusivo, por otra parte, de las bicis. Y ¡ay del peatón al que se le ocurra aposta o inadvertidamente invadir el carril!: la furia de ciclistas puede caer sobre él como rayo jupiterino. A ver si vamos a tener que reclamar un carril-peatón.
       Por otra parte, me pregunto cuántas toneladas de propaganda se va a gastar nuestro Ayuntamiento en decir que ha construido no sé cuantos km. de carril ciclista. Pero, ¡atención!, no nos engañemos, no es una cuestión del color político que gobierne. Daría igual que gobernara el partido de la otra mano; los transversales o cualesquiera otros supuestamente diferentes. Todos comulgan con el carril-bici, que tan buena prensa tiene y resulta tan ecológico.

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