24/1/22

Estas cosas pasan

Voy por el parque de las Presillas cuando oigo a una mujer que viene de frente llamar a voces a un perro. Cuando me cruzo con ella me pregunta que si he visto a un perro pequeño con un abriguito azul. Le digo que no. Mientras seguía mi camino he pensado que le podría haber gastado una broma a la señora y haberle dicho que lo que había visto era un perro grande al que le colgaba algo azul de la boca. Me he alegrado de no habérselo dicho porque habría sido una broma cruel, incluso le podría haber provocado un patatús con consecuencia de muerte y luego me acusarían de homicidio imprudente o algo por el estilo. Ya me imagino al acusador blandiendo un papel y encarándoseme: "¡Y esta, señoras y señores del jurado, es el arma homicida: una broma!" Brrr… ¡tiemblo al pensarlo! Claro que yo quizás me podría defender alegando que si la mujer no hubiera llevado al perro suelto no se habría presentado ocasión de que lo perdiera ni yo por tanto de contestarla de esa manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario