«[...]
Hablamos de Copenhague. Pero daría igual que nos fijáramos en cualquier otro pretendido paraíso ciclista en el pretendido mundo civilizado de la Europa Central y Nórdica. Para que nos demos por enterados: allá también hay problemas de convivencia con las bicis y entre las bicis. El debate está en los tabloides: los ciclistas muestran una prepotencia y una agresividad preocupantes. [negrita del autor]
Basta con aterrizar en cualquier ciudad ciclista y tratar de caminar o conducir algo que no sea una bici. Los ciclistas allá arriba intimidan, tocan el timbre y resultan amenazantes para el que no comparte su opción. Pero también para el que la comparte y no la practica con ese ímpetu y determinación con la que ellos y ellas reman en sus ciclonaves. Palabra.
Es condición humana, por supuesto, pero hay que dejar constancia de ello porque muchas veces nos abducen con todo su aparato mediático y su pose altiva y pretenciosa. Allá también andan a bocinazos aunque no toquen la bocina, allá también muestran la faceta más depredadora de la circulación, allá también se aprovechan de las prebendas para intimidar al prójimo, sea correligionario o no.
[...]».
26/5/13
Sobre los paraísos ciclistas nórdicos
15/5/13
"Que no se despierte"
Que no se despierte.
La niña que duerme a la sombra
que no se despierte;
que duerme a la sombra del árbol:
que no se despierte;
a la sombra del árbol granado
que no se despierte;
granado de ciencia del bien,
que no se despierte;
de la ciencia del bien y del mal
que no se despierte.
Que no despierte, que siga
dormida la muerte;
que siga a la brisa del ala
la muerte dormida;
a la brisa del ala del ángel
dormida la muerte;
del ala del ángel besada
la muerte dormida;
del ángel besada en la frente
dormida la muerte;
besada en la frente de lirio
la muerte dormida;
en la frente de lirio a la sombra
dormida la muerte
que no se despierte, que siga
dormida la niña,
que no se despierte, no.
8/5/13
La tauromaquia según Mairena
(Antonio Machado, Juan de Mairena, XXXVI)
La cursiva de la frase del texto citado es mía. Algo así sospecho yo: el aburrimiento mortal, que estará en gran parte vinculado, precisamente, al hecho de que la "Fiesta" sea objeto cultural. Así es que, señores culturaistas, para ustedes la perragorda: los toros son cultura.
3/5/13
"Bicicletas despóticas"
Revista de prensa
«Hay ciertos consensos transversales que mejor no te atrevas a tocar. Uno es la licencia para atentar contra la propiedad intelectual de los otros. Otro es la bicicleta. Esta mañana, donde Herrera, salía nuestro andaluz profesional a defender las virtudes del mecanismo, porque al parecer pedalea cada mañana durante ciento cincuenta metros, de casita a la radio, con el iPod en el oído susurrándole alegrías tirititrán, mientras respira a pleno pulmón azahar y sevillanismo. Naturalmente esa experiencia no tiene nada que ver con la bicicleta sino con el nivel de vida. Y nada que ver con la experiencia urbana de la bicicleta en ciudades como Barcelona. Toda la buena prensa del ingenio se basa en su presunta fragilidad, humanísima, frente al automóvil. En esas comparaciones, ¿quién no podría apostar por la forma alada de vivir y deslizarse? Pero esa no es la comparación ni adecuada ni real. El uso urbano de la bicicleta se ha generalizado a costa del espacio del peatón, que no del espacio del automóvil. La bicicleta y los ciclistas, infectados de la superioridad moral ecológica, que destaca por desdeñosa e irracional entre las de su gremio, se han añadido como un consistente peligro más a la azarosa vida del paseante urbano. Con una particularidad desastrosa: las reglas que ha de cumplir el ciclista son mucho más porosas, flexibles y opinables que las que debe cumplir el automovilista. La incertidumbre del andarín ha crecido de un modo muy desagradable. Pero guárdate de decirlo, johnnie walker: pocos casos tan nítidos como el de la bicicleta para ilustrar que el principal instrumento del despotismo es hacerse la víctima».